domingo, 31 de mayo de 2015

Testimonio de la sra. Hermelinda Soto Jaime


La señora Hermelinda Soto Jaime visitó Casa de los Pérez Meza en octubre de 2012 y nos contó lo siguiente: 

“En 1981, recién fallecido Luis Pérez Meza, tuvo un homenaje en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.  El homenaje fue organizado por quien entonces era director, el licenciado José Luis Ceceña Gámez, y se realizó en el Auditorio de Investigaciones Económicas.  Asistí porque yo trabajaba allí, y recuerdo que el mismo licenciado Ceceña repartió discos de Luis Pérez Meza entre el personal.  Cuando supe que existía este museo que le rinde homenaje a Luis Pérez Meza fue mi sueño conocerlo porque yo todavía recuerdo a don Luis y hago oración por él”.   


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Testimonio del Sr. Ricardo Vázquez Mata

Desde Coahuila el Sr. Ricardo Vázquez Mata nos envía el siguiente testimonio: 

"Conocí y saludé a Don Luis Pérez Meza en el Distrito Federal, en aquel reducto que se llamó “La Taberna del Greco”, ubicado en el siniestrado e inolvidable Hotel Regis de Juárez y Balderas, cuyas instalaciones albergaba también al Bar Capri, lugar bohemio por excelencia, donde fui despedido de mi soltería allá por el año 1974.


"Alternaba con Don Luis otro grande del bolero, Emilio Gálvez, quien se hacía acompañar del mariachi de don Pepe Villa. Y mientras uno nos transportaba con su "Señora bonita" el otro nos deleitaba con sus "Ojitos aceitunados".


"Recuerdo que un abogado amigo mío que me invitó a ver este espectáculo me comentaba, mientras nos encaminábamos al Hotel Regis, que Don Luis era de trato hosco y poco amigable pero que valía la pena presenciar su recital.  Nada más alejado de la realidad, porque cuando tuve la oportunidad de saludarlo de mano recibí la mirada de un hombre amable y amistoso.

"La presencia de Luis Pérez Meza como icono de la música campirana y precursor de las bandas es imborrable. Solamente esa vez pude verlo y escuchar su canto en vivo donde transmitía su recia personalidad y amor por sus interpretaciones".

sábado, 2 de agosto de 2014

Testimonio de Juanita Osuna Berumen


Tengo un recuerdo inolvidable de Luis Pérez Meza y siempre le voy a estar agradecida.  Era yo directora de la primaria Gral. Pablo Macías Valenzuela, cuando fui de vacaciones a Tijuana en julio de 1961.  Me hospedé en el hotel de la Chelo Burgueño  y allí estaba también Luis Pérez Meza.  Como la Chelo era paisana de Zavala y dueña de ese hotel, me lo presentó.

-¿A qué se dedica?-, me preguntó don Luis.  Yo le respondí que era directora de la primaria en Zavala, Concordia.

- ¿Y qué tal su escuela?-, siguió preguntando

-Uy señor-, le dije.  Con muchos problemas, no tiene barda, las vacas duermen en los portales.

-Le vamos a hacer su barda-, me dijo. 



Yo no le dí importancia ni creí que realmente fuera a hacer algo, pero unos meses después, en la última semana de septiembre, llegó a Zavala y con la Chelo organizó un baile que estuvo lleno, con mucha gente de otros pueblos porque iba a cantar Luis Pérez Meza.  Y aunque el terreno de la escuela es muy grande, con el dinero de las entradas y la cerveza hicimos esa barda que es la que tenemos hasta hoy. 




lunes, 5 de agosto de 2013

"La Voz de Oro de Méjico"

Para los lectores de este blog publicamos en su contexto un anuncio aparecido en el diario ABC de Madrid en marzo de 1950.  Se trata de la celebración en el Teatro Alcázar de las 254 representaciones de la obra “Las 7 Llaves” con un invitado que por entonces se presentaba en el exclusivo centro nocturno Pasapoga, reconocido en Europa como el más elegante centro de espectáculos de España: Luis Pérez Meza, “La voz de oro de Méjico”. 




En el evento anunciado, Luis Pérez Meza alternó su presentación con Celia Gámez, exitosa cantante de tangos, cuplé y chotís, considerada la Reina de la Revista y una leyenda en Argentina y Europa.  Esto es parte de lo que los visitantes de Casa de los Pérez Meza podían admirar durante su recorrido por las salas del Museo. 

lunes, 22 de octubre de 2012

Testimonio de la Dra, Patricia Molinar


Cuando conocí a Luis Pérez  Meza yo laboraba como Trabajadora social en el Centro de Rehabilitación Penitenciaria de Durango.  En 1971 Moya Palencia había impulsado una reforma penitenciaria y fuimos capacitadas en Gobernación por maestros como Sergio García Ramírez, el Profr. Quirozco Arón, Julia Sabido, el maestro Sánchez Galindo y otros.


La reforma implicaba un trato igualitario y sin jerarquías hacia los internos, y abarcaba capacitación laboral, educación formal y actividades culturales.  Nosotras llevamos por ejemplo a la Filarmónica de México, que se presentó y al finalizar los músicos dejaron el atril y se fueron a jugar futbol con los internos.  También se había formado en el Penal una rondalla de buen nivel y nosotras le conseguíamos serenatas en la ciudad.  Y había un taller de teatro con excelentes maestros: recuerdo que llegamos a hacer 100 representaciones de Suave Patria, algunas fuera del Penal.   Había concursos de poesía, de canto, todo coordinado por psicólogos y por trabajadores sociales que además creábamos espacios de reflexión que servían a la preliberación del reo. 



Como cada semana debíamos organizar un evento cultural y Luis Pérez Meza iba mucho a Durango contratado por los centros nocturnos, yo y otras compañeras fuimos un día a pedirle que cantara gratuitamente en el Penal. 

-Pero mis niñas, cómo no-, nos dijo. 
–¿Qué necesita?-, le preguntamos, porque había cantantes que nos pedían transporte, músicos, comida especial, etc., pero él nos contestó muy simplemente:
-El público.

Fueron varias ocasiones las que cantó en el Penal acompañado por los mismos internos.  Y tanto para ellos como para las autoridades era un honor tener allí a Luis Pérez Meza porque además de su fama y de tener gran voz, era un señor muy agradable, encantador, físicamente alto y corpulento.  A veces cantaba hasta dos horas continuas, y siempre, al final, convivía con los internos e incluso con toda sencillez se prestaba a llevar cartas a las familias de quienes eran de Sinaloa. 

Eso hubiera bastado para admirarlo como lo admiro.  Pero lo que más me impresionó es que no nos olvidó: un día mis amigas y yo fuimos a bailar al Hotel Huicot y unos muchachos a quienes acabábamos de conocer pidieron bebidas para todos.  En ese momento don Luis nos vio y fue personalmente a suspender la orden: “Las muchachas no toman”-, le dijo al mesero con una autoridad absoluta.  “Y ustedes, nunca acepten bebidas preparadas de alguien a quien apenas conocen”.   

Además de que en ese tiempo lo que decían los mayores no era cuestionable, su actitud nos halagó: el gran Luis Pérez Meza nos conocía y nos estaba protegiendo.  

domingo, 30 de septiembre de 2012

Ofrece un gran concierto



Que el público entonara su fortuna y sus pesares recorriendo cantinas, despechos, muertes y amores a la par de su voz fue el logro mayor de Elisa Pérez Meza este sábado 29 en el Jardín de la Trova.  El camino fue triste, festivo o poético según la vibrante alquimia que la cantante creaba derramando su sentir en el escenario. 



Fue un concierto dedicado a José Alfredo Jiménez, el gran icono de la canción popular en México, y Elisa lo inició a ritmo de son cantando El Siete Mares para proseguir “serenamente, bajo el cielo más que azul” de El Jardín de la Trova con La Noche de mi Mal. 


Muchos asistentes, montados en un caballo alado que trotaba con las notas del Mariachi Continental, no resistieron la tentación de gritar sus emociones mientras Elisa hacía lo que sólo los grandes consiguen hacer con José Alfredo:  interpretarlo. 


Y después de cantar canción tras canción con el alma a rienda suelta, Elisa se ganó un prolongado encore cantando A la luz de los cocuyos y otras imprescindibles del repertorio del guanajuatense como No me amenaces, Alma de Acero y Si nos dejan.  Fue una noche especial con numeroso público mazatleco y foráneo que correspondió con entrega a la entrega de Elisa regalándole sus palmas de principio a fin.  


sábado, 8 de septiembre de 2012

Testimonio del Señor David Monroy

Recuerdo mucho a Luis Pérez Meza porque se presentó en Tula, Hidalgo, donde yo viví de niño, como en 1953.  Mi padre me llevó porque entonces estaba de moda La Calandria pero ya era famoso por otras canciones como El Sauce y la Palma.  Recuerdo que se presentó en una Caravana e iba alternando con Los Xochimilcas. 


Lo anunciaban muy chistoso: por todo el pueblo pasaba un camión con sonido diciendo que iba a estar El Trovador del Campo y algo como eso era todo un acontecimiento.  Mis felicitaciones al Museo de los Pérez Meza por hacernos recordar aquellos buenos tiempos.