Verdes y rojos enmarcaban la figura de la cantante quien, sobria pero elegantemente vestida, interpretó sones y rancheras con un doble acompañamiento: el del mariachi y el del público. Así llegaron La Bikiina y Qué te ha dado esa mujer para dar paso al sentir de José Alfredo con Un Mundo Raro, Que te vaya bonito, No me Amenaces y Vámonos. Después, entre notas de color y múltiples voces participantes, vinieron la Serenata Huasteca, A la Luz de los Cocuyos y Ay Jalisco no te Rajes.
Antes de finalizar el concierto Elisa habló de su reciente gira a Canadá donde al ver las casas con puertas abiertas y bicicletas tiradas al frente, sintió no sólo nostalgia, sino tristeza por su país, sumido en el dolor y la desconfianza. Entonces el tema ‘México lindo y querido’ tomó otra connotación y fue coreado por el público que, emocionado, no esperó a que Elisa saliera del escenario para pedirle más interpretaciones. Cualquier calificativo para este espectáculo está de más: Elisa lleva ya la calidad en su apellido.
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