domingo, 5 de febrero de 2012

Los delirios de Herzog

Este martes 31 de enero, al concluir el ciclo “Los delirios de Herzog”, algún asistente jugó con la idea de que, más que ver películas, había asistido a diversas manifestaciones de una personalidad particular. Esto es un halago para cualquier artista pues es la capacidad para expresar de manera única el mundo personal lo que singulariza una propuesta artística.


El ciclo inició con “Aguirre, la ira de Dios”, punto de partida para destacar un eje de la narrativa de Werner Herzog: la presencia de la naturaleza o de la sociedad como personajes que interactúan con sujetos singulares. "Aguirre…" traza la obsesión de los conquistadores de América, su ambición de poder y su fanatismo religioso dentro del poderoso entorno del Amazonas que termina dominándolos.



La segunda película proyectada, “Fitzcarraldo”, representa una hazaña en términos de ingeniería y de realización, pues traza sin trucos cinematográficos la historia de un cauchero peruano de origen irlandés que, en su afán de construir un teatro de ópera en pleno Amazonas, decide trasladar completo, por una colina, un barco de cientos de toneladas. La película es épica, sorprendente e irrepetible en su forma de describir la tenacidad humana, el idealismo y la locura.



El ciclo continuó con “Woyseck”, que aborda un entorno social de apariencia idílica donde la marginación y el abuso conforman un infierno para el protagonista, incapaz de comprender el mundo y de enfrentar su pobreza con virtud.



Y dentro de la producción más reciente de Herzog destacó en el cine club “La leyenda del invencible”, una película ambientada en la Alemania de entre guerras, donde el mago Hannussen, deseoso de formar una república de lo oculto al amparo de Hitler, intenta involucrar a un judío bondadoso y de gran fuerza física que se ha convertido en estrella entre los arios.



El ciclo culminó con “Enemigo interno” un film sin moral donde la decadencia urbana en el Nueva Orleans devastado por Katrina determina el destino del protagonista, quien vive con toda normalidad sus adicciones y su corrupción. Esta entrada al blog es en realidad un brevísimo esquema, pues el cine de Herzog se presta a múltiples reflexiones que permiten todas ampliar nuestra visión de lo humano.


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