domingo, 19 de julio de 2009

El poeta y su musa


Las puertas de Casa de los Pérez Meza estuvieron abiertas el sábado por la tarde a quienes asistieron para escuchar la plática que el director teatral Carlos Ambriz ofreció sobre la actriz Clementina Otero. Ambriz llevó a su público a una época marcada por los aportes de los Contemporáneos y la creación de toda una escuela de teatro en torno a Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia y Celestino Gorostiza.


Lamentablemente, expuso Ambriz, los méritos de Clementina Otero han sido casi olvidados en aras de la anécdota que la vincula al sinaloense Gilberto Owen. En realidad todos los Contemporáneos dedicaron alguna vez un poema a la Otero, cuya belleza era apenas un agregado a su fama como primera actriz, introductora del método de Stanislavski y fundadora del teatro mexicano actual, además de fundadora de la Compañía de Teatro Infantil de Bellas Artes y directora entre 1965 y 1971 del Departamento de Danza del INBA.



Pese a todo argumento, los asistentes escucharon casi con devoción los textos y cartas que Owen dedicó a Clementina, quien aceptó la pleitesía del poeta como se aceptan los aplausos del público, sin más compromiso que el de la propia actuación: “Quédate amor adolescente, quédate. Diez golondrinas saltan de tus dedos. París cumple en tu rostro quince años. Cómo brilla mi voz sobre tu pecho… cien lugares comunes, amor cándido. Amoroso y porfiado amor primero…”

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