domingo, 1 de abril de 2012

Vive su corazonada en el Jardín de la Trova


Las luces se negaron a dejar el escenario del Jardín de la Trova hasta que Elisa Pérez Meza y sus músicos abandonaron los micrófonos para agradecer los aplausos del público. Una Corazonada movió a los visitantes que desde otras ciudades –Guadalajara, Culiacán, Tepic- y desde otros países –San Salvador, Canadá, Estados Unidos y Colombia- acudieron a Casa de los Pérez Meza este sábado 31 por la noche.


A las ocho y media los asientos estaban ocupados y las primeras luces se encendieron para iluminar la caricia cálida, azul y rosa, de la voz de Elisa. Los boleros llegaron a los ojos entrecerrados de la gente que se entregó a la entraña viva del requinto mientras el violín ataba sus notas a la voz y al ritmo cadencioso de los bongós y el contrabajo.



Era solo el preludio porque después el espacio se inundó con la mágica sensualidad de los arrabales: “en un café de céntrica avenida, bailaba el tango suspirando amor, era de negro como ella se vestía y resaltaba más su perdición”. La voz de Elisa fluyó cristalina hacia los valses y joropos que encontraron su cauce en la emoción del público: “todas mis olas sobre tu playa se rompen, todo mi cuerpo está pronunciando tu nombre”.



Corazonada y La Incompleta de El Negrumo, Amor de mis amores de Agustín Lara y Usted de Gabriel Ruiz. Más boleros y el encore estaba ganado. Al grito unísono de otra, Elisa volvió y entonces fue el mismo José Alfredo Jiménez quien se acopló a las alas y la transparencia de su voz permitiendo que Un mundo raro y No me amenaces se instalaran en el pecho de los asistentes, unos cantando y otros percibiendo la enorme energía del sentir colectivo. La corazonada se volvió realidad.


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